LOS COCIDOS
DE ENCARNITA
Hubo
un tiempo, a los que tenemos tantos años no nos alcanza la memoria para
recordar con visos de exactitud cuando ocurrió, en el que a una legumbre tan
diminuta a la vez que tan popular como es la lenteja se le llegó a dar tanta
fama en el Madrid del siglo XX, durante la transición, que el que no asistía al
Restaurante Mayte Comodore, en la Plaza de la República Argentina a degustar
las lentejas de Mona Jiménez, era como si no existiera en la vida social,
política o gastronómica de la época.
En aquellos años, con independencia de la
categoría gastronómica del afamado restaurante tanto por la exquisitez de sus
menús como por el importe de sus cartas, periódicamente se reunían personas o
personajes del mundo de la política, de los negocios, de la economía, de las
artes o de las ciencias, para degustar las famosas lentejas de Mona Jiménez,
plato humilde en las bajas capas sociales pero que el restaurante elevó a la
categoría de manjar.
Lo de menos era la degustación del plato, lo
importante estaba en la presencia de sus degustadores y de las tertulias, conversaciones
y relaciones que entre ellos se establecían.
Aquellas famosas lentejas duraron un tiempo,
ni mucho ni poco, no sabría precisar las fechas y no quisiera echar mano de la
emeroteca, pues si en ello me entretengo no me daría tiempo a volcar sobre el
papel lo que en el magín me bulle.
Todo este entroito viene a cuento, con la idea
de elevar a los cielos de la gastronomía
otra
legumbre un tanto más gruesa que la lenteja y que admite en su condimentación
una serie de ingredientes cuáles son, la carne de morcillo, el hueso de caña o
de rodilla de vacuno, la morcilla, el chorizo, el tocino una punta de jamón y
de manera especial aunque no tenga otro sabor que el que el resto de
ingredientes le proporcione, la bola o relleno con ajo y perejil..
El organismo humano capaz de engullir todos
estos ingredientes, tras de un buen plato de sopa con fideo fino o de cabellín,
y no tenga que apretarse un puñado de bicarbonato, ya puede decir que no sufre
del estómago y puede ir tranquilamente a estercolar al campo.
En el Centro Segoviano de Madrid, centro de
reunión de los miles de segovianos y simpatizantes que residimos en Madrid,
queremos elevar, como ya he dicho antes, los cocidos de ENCARNITA, que es la
encargada de cocinar tan suculento manjar, a la categoría gastronómica que se
merece y más aún si los garbanzos proceden del segoviano pueblo de Valseca;
pero no es sólo la degustación del manjar lo que nos empuja a llevar a cabo
esta acción, sino que, lo que verdaderamente perseguimos es que cuantos segovianos
y amigos de Segovia vivan Madrid o en cualquier otro lugar, vengan a reunirse
al Centro Segoviano, con el pretexto del cocido, para hablar de sus cosas con
su paisanos, para exponer los problemas o las virtudes de sus empresas, para
poder poner en práctica sus ilusiones o deseos, para que a través de estas
reuniones que vamos a llevar a cabo todos los meses el último jueves de cada
mes, entre todos juntos podamos ensalzar, o ampliar todas aquellas cuestiones
que como segovianos nos unen y nos gustaría que pudieran llevarse a cabo para
ensalzar a los segovianos, a nuestra noble ciudad y a la muy trabajadora y
excelsa tierra de Segovia, con el pretexto de degustar tan humilde legumbre que
era plato elemental en las mesas humildes de la postguerra.
Segoviano, ten en cuenta que lo que tú solo no
puedes hacer, no puedes alcanzar o no puedes conseguir, tal vez puedas lograrlo
con la unión y el apoyo de tus paisanos
El próximo cocido será el 27 de octubre,
último jueves de mes, a las 14,30 horas. ¡Contamos contigo!..
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